Todos traemos a esta vida dones para expresar lo mejor de nosotros mismos y compartir con los demás. Un don es una posibilidad que puede expresarse o no. Eso dependerá de la conciencia de su poseedor. Un don es un regalo que puede quedar oculto si quien lo recibe nunca se percata de su existencia.
Reconocer el potencial que yace en nuestro interior, no es fruto del azar sino resultado de un trabajo de autoconocimiento en el que nos vamos despojando de las capas que no dejan traspasar la luz de nuestra verdadera esencia
Por eso cuando queremos saber lo queremos tenemos que mirar hacia dentro en lugar de buscar las respuestas fuera.
Cuando respondemos desde los automatismos aprendidos de nuestra personalidad nos distanciamos de nuestra esencia y perdemos contacto con nuestra verdadera naturaleza
Los dones y talentos que tenemos se expresan, cuando dejamos de estar bajo lo que nos impone nuestra personalidad endurecida por miedos y creencias.
La esencia, no renuncia. Nos susurra al oído… “por qué no arrancas con esto”, “por qué no te animas con aquello”, “y qué tal si…”. Sin embargo, la personalidad con sus defensas y miedos arremete y nos tira para atrás… “eso no va a funcionar”, “ya ves cómo le fue a tu papá”, “mejor quédate cómo estás y acostúmbrate a lo que hay…”.
Si esta voz interior es desestimada cada vez que aparece, con el tiempo deja de manifestarse y se disfraza de insatisfacción, de sentimiento de enajenación, de síntomas corporales, de malestar general, en su intento de anunciar que algo está allí dentro y aguarda un despertar.
Necesitamos derribar las murallas de lo que nos limitanta, los “quiero” que son más ajenos que nuestros, las afirmaciones esclavizantes de los “no puedo” para construir un edificio erigido con los propios ladrillos. Cuando el vértigo es demasiado grande, uno puede ir construyendo algo paralelo sin derribar lo que está en pié pero sí cuestionando lo decretado para que acontezca el bendito movimiento interno que corre el eje de nuestra existencia de lo pre-establecido a lo auto-determinado.
¿Te animas a hacerte arquitecto de tu vida? ¿Conoces tus dones y talentos? ¿Los expresas al mundo? ¿O, sigues unos planos que no son tuyos?
NAMASTĒ